Los procesos naturales o condiciones ambientales existen o actúan inevitablemente, tanto si el hombre tiene algo que ver con ellos como si no. La oscuridad, el viento, los rayos, el frío, las precipitaciones, la altitud, las avalanchas, los desprendimientos de rocas, las corrientes de agua, los animales e insectos peligrosos son factores naturales, pero que al constituir peligros, en relación a las personas, deben ser identificados. Y deberemos armar barreras de defensa, a través de la gestión del riesgo que iremos desarrollando en este blog.
Pero ciertamente que los factores subjetivos tienen mucho
que ver con la activación de un accidente.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de factores
objetivos y subjetivos refiriéndonos a la gestión de riesgos?
Hoy no podemos, como lo hiciera el genial Zsigmondi, hablar
de peligros objetivos y peligros subjetivos, y especialmente de estos últimos,
por el desarrollo teórico de la gestión de riesgo en ambientes naturales.
Tampoco es posible hablar, sin que se produzcan algunas distorsiones, de
riesgos objetivos y subjetivos, por la misma razón. Por eso optamos, para nuestro
desarrollo, por hablar de factores objetivos y subjetivos.
Son factores
objetivos aquellos que no dependen
de las personas. La mayor parte de ellos suelen ser factores naturales:
·
Laderas inclinadas con piedras sueltas. Caída de piedras.
Desmoronamiento de tierras y piedras. Piedras inestables.
·
Meteorología adversa: viento, el frío, la lluvia, la nevada
·
Avalanchas y deslizamientos de nieve ; derrumbes de cornisas de hielo
·
Grietas y rimayas en glaciares
·
Caídas de troncos o ramas en el bosque
·
Corrientes de agua. Mar picado.
·
Animales e insectos peligrosos
·
Radiaciones solares
·
Etc.
Hay factores objetivos no naturales, como pasarelas en
malas condiciones, puentes precarios hechos de troncos, protecciones
defectuosas, etc.
Los factores
subjetivos dependen de las personas. Algunos pocos ejemplos:
·
La falta de entrenamiento que puede desembocar en cansancio, fatiga y
marcha insegura.
·
La carencia de conocimientos e idoneidad.
·
Deficiente atención en la marcha, falta de mirada preventiva.
·
Incumplimiento de normativas vigentes.
·
El exceso de confianza en las personas de experiencia.
·
La temeridad en las personas sin experiencia.
·
Temor desproporcionado.
·
Debilidades personales: vértigo, psicología alterada, etc.
·
La falta de planificación adecuada.
·
El deseo de realizar excursiones determinadas sin el equipo mínimo
indispensable, especialmente en condiciones extremas.
Por lo tanto, a los factores objetivos debemos identificarlos, sea para evitarlos o
para tomar medidas de resguardo. Las barreras de defensa tienen que ver,
fundamentalmente, con factores subjetivos: reducir
nuestra vulnerabilidad aumentado la capacitación, contando (guías y guiados)
con el equipo de protección personal adecuado, siguiendo los protocolos
establecidos y, en general, gestionando el riesgo.