Dicho de
otra manera, batir es caminar buscando
algo. Cuando una cuadrilla conoce el lugar en el que se encuentra la
víctima, y se traslada hacia ese lugar, no está batiendo. Está yendo a
auxiliar a la víctima.
Recordamos
en este punto algo que ya hemos dicho: localizar y llegar son cosas que a veces
constituyen pasos separados (primero se localiza y luego se llega, o sea: vamos
hacia donde sabemos que tenemos que ir) y otras veces se localiza cuando se
llega. En este último caso, se localiza batiendo,
y la batida culmina con el hallazgo de la persona.
Batida
cerrada
Llamamos batida cerrada a aquella que se realiza
en un área delimitada previamente, que se recorre e inspecciona en su totalidad.
Para ello hay que cuadricular el área a batir delimitando sectores manejables
(siempre en función de la cantidad de personal disponible). Se baten estas
zonas con la técnica del rastrillaje,
que consiste en que los rescatistas marchan siguiendo una misma línea de
búsqueda (uno al lado del otro) con una distancia entre rescatistas que no
puede ser mayor al área avistable, esto es: el rescatista de la derecha debe
poder ver y revisar su sector, hacia derecha e izquierda, hasta el área que
pueden revisar sus compañeros de cada lado. De otra forma, quedarían espacios
sin revisar. ¡Hay que recordar que la víctima puede estar desmayada, postrada
en el suelo, imposibilitada de pedir auxilio a viva voz, por lo cual la
búsqueda debe ser minuciosa! La trayectoria de los rescatistas, al batir en
rastrillaje en una batida cerrada, ha de ser lo más recta posible. Como en cualquier
tipo de batida, la búsqueda ha de ser minuciosa, revisando arbustos,
roquedales, depresiones en el terreno donde la víctima podría haber caído, etc.
El jefe de cuadrilla ha de cuidar que los rescatistas marchen en conjunto, sin
adelantarse ni atrasarse demasiado.
Veremos enseguida que podemos usar esta técnica en extensiones más
grandes, cuadriculando zonas más extensas y previendo una táctica de batida de
forma que ninguna cuadrícula quede sin explorar.
Batida abierta
Hay veces en las que la topografía o la configuración de una zona
desaconseja o impide realizar una batida cerrada, por lo que deberemos optar
por una batida abierta. La batida que
llamamos abierta se realiza
siguiendo una línea de conducción, que puede ser un camino, un curso de agua,
un filo montañoso o incluso una persona que actúe como navegador siguiendo un
rumbo definido. A cada lado de esta línea de conducción, marchan los
rescatistas batiendo (minuciosamente también) el área que les corresponde.
La batida o búsqueda en espiral, que no es fácil de realizar en
lugares de vegetación cerrada o con presencia de obstáculos (orográficos o
hídricos), se realiza en torno a un punto de partida (que puede ser el UPA)
describiendo una espiral que se aleja progresivamente del punto inicial. Este
tipo de batida es recomendable para una batida inicial rápida alrededor del
UPA, o cuando se dispone de pocos rescatistas.
La batida o búsqueda en abanico, usada cuando se cuenta con
numeroso personal, consiste en partir de un punto dado (por ejemplo, el UPA) y
desde allí recorrer líneas rectas que se van alejando progresivamente del punto
inicial. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que a medida que nos alejamos de
este punto inicial, la distancia entre los rescatistas aumenta, por lo cual
pueden quedar zonas sin explorar convenientemente. Por ello, se recomienda para
áreas no demasiado extensas, y mejor si están delimitadas naturalmente, como
valles que se abren progresivamente, o conos de deyección, o cuencas
delimitadas por montañas, a ambos lados, partiendo por ejemplo de la parte
superior de la cuenca, hacia abajo. También podría realizarse esta técnica de
forma inversa, montando una línea de rescatistas que baten acercándose a un
punto de encuentro, en lo que sería un abanico invertido, pero para ello sería
necesario que los rescatistas contaran con brújula o GPS, para converger al
punto de reunión.
La batida o búsqueda por rumbo invertido, finalmente, se realiza
partiendo de un punto dado (el UPA, por lo general) y mientras un grupo de
rescatistas marchará hacia el punto de destino de la persona o las personas
extraviadas, otro lo hará recorriendo el camino inverso, por si hubiesen
deseado retornar al punto de partida. La batida, en este caso, se realiza
haciendo zigzags en torno al
recorrido que se prevé hayan podido hacer los extraviados.
Cabe destacar que en todos los casos es menester que, al planificar la
batida sobre la carta o el mapa, se consignen los puntos críticos, esto es: los
lugares en donde podría una persona experimentar dificultades: cruce de
corrientes de agua; zonas con animales peligrosos; barrancos; neveros;
glaciares agrietados; vegetación densa, etc. dado que en esos sitios es más
probable que podamos encontrar indicios o incluso a las personas extraviadas.
El rastrillaje
Siendo la forma más usual de batir, en la que los rescatistas van en una
misma línea frontal, separados por una distancia que les permite observar
cuidadosamente el terreno a su derecha e izquierda, avanzando en rumbos
paralelos, nos detendremos un poco en esta técnica.
Se hace imprescindible que haya una efectiva coordinación en la
cuadrilla, para que no se pierdan ni la línea frontal ni la distancia entre los
rescatistas. Avanzarán de esta forma a un paso similar, coordinado por el jefe
de la cuadrilla. La dirección de batida está dada por la zona que les fue
asignada, y que seguirán ayudados de ser necesario por el rescatista que actúe
de navegador, y que estará munido de carta y brújula, o de un receptor GPS.
El siguiente es un diagrama posible de cuadriculación de una zona a
batir, de manera de dividirla en 16 sectores, que se asignarán a las distintas cuadrillas
en el orden y la secuencia que se considere oportuno: