miércoles, 20 de febrero de 2019

¿Chaltén o Fitz Roy?



Este emblemático cerro de 3.405 mts (3.359 en algunas reseñas), situado en el límite con Chile en la provincia de Santa Cruz, y que es la meta deseada por tantos escaladores del mundo entero, mientras que son pocos los que logran poner pie en su cima, ofrece la oportunidad de una discusión en cuanto a su topónimo, discusión muchas veces exacerbada por posturas ideológicas comprensibles, pero que no siempre pueden tener cabida en las cuestiones toponímicas, que a los ojos contemporáneos suelen ser discutibles. Sabemos que los naturales lo llamaban Chaltén, Chaitén o Chaltel, que durante el siglo XX fue conocido principalmente como “Fitz Roy”, en tanto que hoy se usa con mayor asiduidad el nombre de Chaltén.
Según recuerda Hans Zechner[1], el primer europeo que alcanzó a divisar este cerro fue Antonio de Viedma, en el año 1782, desde la “Laguna Grande” (hoy lago Viedma). Su descripción es la siguiente: “En el fondo de esta ensenada que forman las sierras, hay dos piedras como torres, la una más alta que la otra, cuyas puntas muy agudas exceden a todas las sierras vecinas en altura, sin nieve en ellas, y las llaman los indios Chaltel”.
Fue Francisco P. Moreno quien lo bautizó como Fitz Roy el día 2 de marzo de 1877, quizá, como algunos dicen, cediendo a la condición que la familia de Fitz Roy pusiera a Moreno para entregarle la cartografía elaborada en las expediciones que el marino británico realizara a la Patagonia, de que algún hito geográfico llevara su nombre. 
Leemos en su obra "Viaje a la Patagonia Austral" las palabras del mismo Moreno: “En un momento en que se hace un claro entre los vapores agolpados, vemos el negro cono del volcán y una ligera columna de humo que se eleva de su cráter. Los Tehuelche me han mencionado varias veces y con terror supersticioso esta ‘montaña humeante’. Es el ‘Chaltén’, que vomita humo y cenizas y que hace temblar la tierra; sirve de morada a una infinidad de espíritus poderosos que agitan las entrañas del cerro. Como este volcán activo no ha sido mencionado ni por navegantes ni viajeros, y como el nombre de ‘Chaltén’ que le dan los indios lo aplican también a otras montañas, me permito llamarle ‘Volcán Fitz Roy’ como una muestra de la gratitud que los argentinos debemos a la memoria del sabio y enérgico almirante inglés que dio a conocer a la ciencia geográfica las costas de la América austral”. En este texto, se nos muestra que Moreno compartía el error inicial de considerar que el monte en cuestión se trataba de un volcán.
Robert Fitz Roy

Pero… ¿Por qué Moreno le pone el nombre de Fitz Roy al cerro? ¿Quién era Fitz Roy? Ciertamente una figura controvertida, si la miramos con los ojos de nuestro tiempo, como solemos hacer, juzgando el pasado con categorías, certezas y códigos que entonces no existían. Pero indudablemente se trata de un hombre de valor, un explorador y un científico que ha dejado huella.
Robert Fitz Roy, nacido el 5 de julio de 1805 en Hampton Road, condado de Suffolk, en Inglaterra, era descendiente de un hijo ilegítimo del rey Carlos II de Inglaterra, y por ello, como era costumbre por entonces, el apellido posee el prefijo Fitz, que significa que la estirpe proviene de una unión extramatrimonial de un rey o un miembro de la alta nobleza. Fue miembro de la marina británica, en la que llegó al grado de vicealmirante. En su primer viaje a la Patagonia, formó parte, con el grado de teniente, de la expedición que los bergantines Adventure y Beagle, (a cargo respectivamente de los capitanes Phillip Parker King, que además era Jefe de la expedición, y Pringle Stokes) realizaban por las costas sudamericanas para elaborar cartografía que rivalizase con la española, la mejor existente por entonces. A esta expedición y las subsiguientes se deben los innumerables topónimos en idioma inglés de las costas argentinas, nos gusten o no. Partieron el 22 de mayo de 1826 del puerto de Plymouth, a donde regresaron el 14 de octubre de 1830, luego de más de 4 años de exploraciones.
Durante la expedición, el capitán Stokes, enfermo, se disparó con una pistola el 1 de agosto de 1828, falleciendo 12 días después y siendo enterrado en Puerto del Hambre. A cargo del Beagle quedó entonces el teniente Skyring, segundo de a bordo, aunque pocos meses después el comandante en Jefe de las expediciones inglesas en Sudamérica, Robert Otway, nombró a Fitz Roy, por entonces de 23 años, como comandante en propiedad del Beagle, por el resto de la expedición.


El HMS Beagle

En su retorno a Inglaterra, la expedición llevó con ellos a cuatro jóvenes, tres kawesqar y un yagán, para que se instruyeran en idioma y cultura inglesas, para luego retornar y transmitir la cultura adquirida. Parece que fue una idea de Fitz Roy, a cargo de quien quedaron y que pagó su educación y manutención, aunque uno de los cuatro enfermó de viruela, entonces muy común, y falleció. Lógicamente que la de Fitz Roy era una idea absurda y prepotente para con los originarios, aunque otros aspectos de Fitz Roy nos hacen pensar que no lo hizo con mala intención sino con criterios erróneos, ya que cuando fue gobernador de Nueva Zelanda fue destituido por favorecer a la etnia maorí, originaria de allí. Fitz Roy, además, siempre quiso retornar a Patagonia para repatriar a los tres jóvenes fueguinos supervivientes y realizar así su idea original
(además de que parece ser que la opinión pública criticó su proyecto), pero el Almirantazgo le negó los fondos necesarios para alistar un buque, de forma tal que el marino buscó arrendar un barco para venir por su cuenta. Finalmente le asignan el mando del Beagle, ahora refaccionado. Fitz Roy tenía 26 años en este momento, y a su pedido, le asignan a un joven naturalista para acompañarlo en la expedición, que recorrerá las costas de la Patagonia y los canales fueguinos, las Islas Malvinas y Oceanía: de trata de Charles Darwin, de 22 años, recién recibido en la universidad de Cambridge, que luego de ese viaje escribirá su recordada obra “El origen de las especies”. El Beagle zarpó el 27 de diciembre de 1831 de la Bahía de Plymouth, en un viaje que durará 5 años.  Debemos decir que la idea de Fitz Roy con los yaganes no prosperó. Volviendo al tema principal de nuestro artículo, diremos que en 1834 varios miembros de la expedición, entre los que se encontraba Darwin, recorrieron el río Santa Cruz buscando sus nacientes, a las que no llegaron (aunque estuvieron muy cerca de ellas, sin saberlo) por falta de alimentos. En este viaje los expedicionarios divisaron, de lejos, al cerro Chaltén
Posteriormente a sus viajes, Fitz Roy se dedicará a la política, ocupando un escaño en el parlamento británico, fue gobernador de Nueva Zelanda, en donde promovió el reconocimiento de los derechos de la etnia originaria maorí por lo que fue destituido del cargo, y finalmente se dedicó a los estudios meteorológicos. Por causas que se desconocen, Robert Fitz Roy se suicidó el 30 de abril de 1865. Su tumba se encuentra en la Iglesia de Todos los Santos, en Londres.
¿Merecía Fitz Roy que el cerro llevara su nombre? Es discutible. Pero el topónimo existe y a mi juicio debemos aceptar que conviva con el que usamos asiduamente, esto es, Chaltén. Aunque debemos decir que chaltén, así, con minúsculas, no era un nombre propio que los originarios daban a esa montaña, sino un sustantivo común, aplicado a todas las “montañas humeantes”, sea que fuesen volcanes o sea que asiduamente presentasen en su cumbre formación de nubes orográficas, como es el caso de nuestro cerro. De hecho, los originarios no solían darles nombres propios a los accidentes geográficos, sino que los describían según sus características. Un vuta-lauvquen era un lago grande, y un pichi-lauvquen un lago chico. Un vuta-leuvu era un río grande, y un pichi-leuvu un río pequeño. Así, cuando los primeros exploradores que llegaron a la zona preguntaron el nombre del cerro, lo que recibieron fue una descripción. Es una montaña que humea. De hecho, hay otros "chaltenes" o "chaitenes" en la cordillera, como el volcán chileno Chaitén, que en 2008 entró en erupción cubriendo de cenizas a la comuna chilena del mismo nombre.
Más allá de esta cuestión, el Chaltén, o Fitz Roy, es un cerro maravilloso que convoca a los montañistas para intentar hermanarse con sus airosas paredes y, quizá, lograr su cumbre esquiva.

Algunos links interesantes para consultar:

http://www.nuestromar.org/noticias/mar_calmo062006_biografias_de_exploradores_robert_fitz_roy#comment-41840

https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_FitzRoy

https://franciscojaviertostado.com/2017/12/20/darwin-el-beagle-y-sobre-todo-su-comandante-fitzroy/

https://es.wikipedia.org/wiki/Expedici%C3%B3n_de_buques_del_Reino_Unido_a_las_costas_australes_de_Am%C3%A9rica_del_Sur_bajo_el_mando_del_comandante_Phillip_Parker_King

http://culturademontania.org.ar/Noticias/historia-de-un-fueguino-yaman.html








[1] En el Anuario del XVII ejercicio del Club Andino Bariloche, 1949, Pag. 5.